No es necesario ser salvadoreño para compartir el orgullo y la admiración sobre los cambios que el pulgarcito de Centro América está generando en estos últimos años. Este año como los últimos tres e viajado a mi país para compartir tiempo en familia con mi seres queridos y también disfrutar de los nuevos centros turísticos que El Salvador ahora ofrece y debo de admitir que las calles , los bellos mercaditos, la ciudad , y los centros turísticos se han convertido en un espacio mucho más seguro desde que el Presidente Nayik Bukele implementó el plan de Control Territorial en El Salvador.
Lugares que antes no se podían visitar ahora están puertas abiertas a los ciudadanos y a los turistas que visitan este hermoso país. En mi viaje este año , pude deleitarme con hermosas vistas en un puente de cristal en el departamento de Usulután en un pueblo llamado Alegría donde se encuentra la Casa Rauda el cual es un centro turístico que ofrece diferentes atracciones como aventura al extremo desde las alturas, hasta carreras en cuatrimotos y también cuenta con una variedad de restaurantes dentro del lugar, al igual que también ofrece servicios de estadía.
Ahora mismo ser parte de El Salvador está de moda; lo cual como Salvadoreña que vive fuera de su país me hace extrañar mi tierra mucho más, pero también me hace enorgullecerme de haber nacido y crecido en El Salvador. Viajar a mi país y ver los cambios que a tenido mi pueblo , mi gente me hace ver los paisajes , las personas con un brillo en mis ojos muy distinto al de antes. Puedo darme cuenta que la juventud, y la niñez promete tener un futuro distinto al de antes , sin riesgos ni amenazas de pandillas ; al contrario ahora hay sueños de superación de convertirse en profesionales sin miedo a que algo pueda sucederles en el camino hacia su futuro. De igual manera el aumento de tienditas cada dos cuadras , tiendas de ropa , panaderías , pupuserias y entre muchos otros pequeños negocios independientes que ahora generan ganancia para mi gente los cuales antes no existían debido a la inseguridad que las pandillas en la zonas generaban.